El albinismo es una condición genetica que determina un aspecto físico, genotipo, muy característico, debido a la ausencia de pigmentación en piel, ojos y pelo. Esta escasa o ausente pigmentación, se debe a un defecto en la producción de melanina, sustancia que además de dar pigmento, protege a la piel del sol. Afecta a una de cada veinte mil personas en el mundo y no hace distinción de raza ni de sexo.
Los albinos tienen el pelo blanco o ligeramente dorado, la piel muy pálida o con un tono ligeramente rosado y los ojos de un peculiar azul violeta tirando a rojizo. Esto último se nota especialmente al dar la luz en los ojos, y es debido a que se transparentan los vasos sanguíneos.
El albinismo es hereditario. En la mayoría de los casos los padres deben ser portadores del gen, aunque ellos no tengan síntomas. La posibilidad de que dos hermanos sean albinos es de uno de cada cuatro.
Para casi todos los tipos de albinismo, los dos padres tienen que tener un gen para albinismo para tener un hijo con albinismo. Como el cuerpo tiene dos pares enteros de genes, una persona puede que se vea normal, pero puede contener los genes para el albinismo. Si una persona tiene un par de genes normales y un par de genes con albinismo, el ó ella tienen la información genética suficiente para hacer pigmento normal. El gen del albinismo es "recesivo" y no resultará en una persona con albinismo a menos que los dos pares de genes contengan albinismo y no hay copia del gen que tiene pigmento normal.
Hay dos tipos principales de albinismo, el oculocutáneo (OCA) y albinismo ocular (OA), dependiendo de si la ausencia o la escasa pigmentación afecta a la piel, el pelo y los ojos (OCA), o sólo a los ojos (OA). Estos dos grupos se dividen a su vez en varios según el gen que esté afectado. Los albinos tienen limitada la función visual y carecen de visión binocular. Además su agudeza visual está disminuida, tienen estrabismo, Nistagmus y fotofobia. No son ciegos aunque tienen la visión muy disminuida y desenfocada. Distinguen colores y formas y en la mayoría de los casos pueden llevar una vida normal.
Los budistas consideran a los elefantes albinos, especies rarísimas que padecen una despigmentación generalizada, reencarnaciones de Buda. Por esta razón se les prodiga todo tipo de honores y tienen derecho a recibir la mayor atención por parte de los hombres. En Myanmar, el elefante blanco recibe los mejores alimentos, servidos en bandejas de oro y plata. Algunas mujeres han tenido el inmenso honor de amamantar a un elefantillo blanco.
Según la leyenda, un elefante blanco que transportaba una reliquia de Buda (un diente) escogió el lugar en el que los hombres edificarían la gran pagoda Shwedagon, en Rangún, la capital de Birmania. En Tailandia, el elefante blanco fue durante mucho tiempo el símbolo que figuraba en la bandera nacional. En la actualidad todavía hay muchos tailandeses que comparan el contorno de su país con la cabeza de un elefante.
Ganesha es considerado como el animal sagrado por excelencia, el elefante blanco es propiedad del rey y representa la felicidad y la prosperidad del país. Así, una de las distinciones más importantes de Tailandia es la "Orden del Elefante Blanco".
Hijo de la Luna
Existe desde hace años una leyenda, que narra la tragedia sucedida desde el pacto de la Luna con una mujer gitana. La mujer acepta a un hombre que la quiera enviado por la Luna, a cambio del primer hijo engendrado por ella, de esta forma ambas saldrían de la soledad en la que están sumisas. Sin embargo, el esperado momento se cubre de pena cuando el niño nace con la piel blanca, el pelo plateado y ojos grises. Su padre gitano no duda en matar a la “infiel” esposa y abandonar al niño albino a su suerte en el monte. Este niño no era un castigo, ni una maldición, simplemente era el hijo de la Luna que los terrenales prefirieron ocultar. La Luna, diosa de la fertilidad y divinidad cruel, haría una promesa a la joven gitana antes de morir, protegería al pequeño y lo mostraría al mundo con los ciclos lunares. La luna llena marcaría la alegría del niño y el cuarto menguante la cuna que le cobija. La leyenda termina con una pequeña moraleja pues el pequeño permanecerá en la oscuridad para ser feliz pero iluminará el camino a los demás.
Animales Albinos
Albinos en el Siglo XIX
Connie Chiu, modelo
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