23 marzo, 2010

Juana de Arco

Juana nació el 6 de enero de 1412 en Domremy, Francia. Su padre Jaime de Arco fue campesino y agricultor. Su madre Isabela era muy religiosa y le inculcó el amor a Dios. Juana tenía pelo oscuro (en algunas ocasiones se dice que rubio), ojos azules, tez blanca, delgada, manos curtidas de trabajar, medía aproximadamente 1.60m. Ella desconocía su propia edad como era común en su época.

Se ocupaba de las labores del campo, cosiendo e hilando. No aprendió a leer ni a escribir. En su aldea la querían mucho. En el verano de 1425 empezó a oír voces y a ver visiones celestiales, el Arcángel San Miguel, Santa Margarita y Santa Catalina. Le decían: "Tú debes salvar a tu nación y a tu rey". Tiempo después las voces la mandaron a hablar con el delfín Carlos VII, futuro rey de Francia, y se presenta frente a Baudricourt, quien gobernaba Vaucoulers, a dar su mensaje de Dios consintiendo la coronación del delfín, y que ella lo guiaría al trono. Juana es ignorada.

En 1429 Juana se presenta nuevamente insistiendo en ir a Chinon a ver a Carlos VII. Jean de Metz, que escuchaba, prometió llevarla. Preparando su partida Juana comienza a vestirse de hombre. La noticia de su misión corre rápidamente y la suegra de Carlos VII, Yolanda de Aragón manda a traerla ante él. En Vaucoulers muchos le ofrecen ayuda y le dan ofrecimientos, incluso un caballo. Varios hombres la escoltan y en 10 noches llegan a Chinon. Juana se presenta a sus 17 años, con su cabello cortado y su ropa masculina, todos expectantes de verla. Para tomarle una prueba, un sustituto toma el trono mientras Carlos VII se encontraba entre la multitud. Ella lo reconoce y le dice que enviada por Dios, para llevarlo a su coronación en Reims. Es sometida a distintas pruebas para confirmar su validez, las cuales supera, y se le otorgan una casa, un escudero, dos pajes, dos heraldos de armas y varios sirvientes. Además Carlos VII le confía su ejército y se hace aconsejar por ella.

Días más tarde en Poitiers, es interrogada por 3 semanas por un consejo, que concluye que no hay nada de malo en su fe. En una prueba reclamada por el arzobispo de Embrun, se confirma la virginidad de Juana, verificando que no es enviada por los demonios. Asume el mando del ejército, y en Tours fabrican su armadura. Ella pide que busquen una espada que sus voces le dicen está enterrada en Santa Catalina de Fierbois, detrás del coro de la Iglesia, y allí la encuentran. También le otorgan un estandarte, y se reúne con sus hermanos Pierre y Jean que lucharán junta a ella.

Parten a Blois, donde le dan soldados y dinero. Juana y sus soldados se respetaban y comprendían. Lidera el ejército hasta Orleáns, en 8 días consiguen liberar la ciudad. Juana es herida por una flecha en su hombro, arranca la flecha y se cura ella misma.
En pocos días es capaz de tomar varias ciudades, los ingleses huyen derrotados y Juana se forma mala fama en Inglaterra.

El l7 de julio de 1429 en la ciudad de Reims, Carlos VII fue coronado. El 8 de septiembre Juana es herida y se ordena la retirada, su ejército es licenciado. El rey le otorga título de nobleza, aunque Juana quiere seguir en la guerra, pero sólo se le otorga un pequeño ejército. Al poco tiempo está casi abandonada por el rey.
Las voces de Juana le dijeron que sería tomada prisionera antes del 24 de junio. El 24 de mayo 1430 se dirigía a París a defender el ataque de los Burgundios. Fue herida y aprisionada, y comprada por los ingleses por más de mil monedas de oro.

En Inglaterra se inicia su juicio con la previa intención de condenarla. La interrogan sobre sus voces, la acusan de herejía, pero Juana contestaba de manera muy astuta. Es acusada de no reconocer la Iglesia como intermediaria entre Dios y el hombre.
El 23 de mayo se le pide que renuncie a sus declaraciones, pero Juana se niega. Al día siguiente la llevan ante una hoguera y al verse intimidada accede firmar un documento donde niega escuchar las voces y vestir ropas de hombre. Se le niega la libertad y es condenada a condena perpetua.

Días después Juana aparece vestida de hombre. Declara haberlo hecho porque se encuentra rodeada de hombres, pide ser custodiada por mujeres y asistir a misa. La verdad fue que sus guardias le confiscaron los vestidos de mujer. En un juicio le preguntan si ha vuelto a escuchar sus voces y responde que sí, por lo que se le condena a la hoguera.

Fue ejecutada en Rouen en 1431, a sus 19. En 4 horas estaba reducida a cenizas. Su corazón y sus entrañas no se quemaron, fueron arrojados al río por orden del cardenal inglés de Winchester.

24 años después, su familia pidió que se reabriera el caso. El Papa Calixto III nombró una comisión de juristas. La declaración final fue que la sentencia de Juana de Arco fue una injusticia. El Rey de Francia la declaró inocente. En 1869 el Monseñor Dupanloup, Obispo de Orleáns se ocupó de su beatificación ante la Santa Sede y fue hasta el 11 de abril de 1909 que terminó con un discurso de Pío X.

El Papa Benedicto XV la proclamó Santa en el año de 1920, y su fiesta se celebra el 30 de mayo, fecha de su ejecución.